El otro día mientras ojeaba el Brock me encontré con la curiosa historia de una mujer llamada Typhoid Mary. Suena a paladín de Nurgle del 40 K, ¿Verdad? Pues la realidad en ocasiones supera a la ficción.
Como breve introducción, por si alguien no la conoce, os voy a contar algo sobre la Fiebre tifoidea (nada que ver con el tifus, que está causado por Rickettsias): Sin entrar en más detalles os diré que está causada por Salmonella typhi, un bacilo con flagelación peritrica Gram negativo, como todas las Salmonellas (Si, el mismo género que causa la salmonelosis).
El ciclo es el siguiente: S. typhi entra al organismo por contaminación del agua o alimentos o por vía fecal-oral. Una vez dentro del cuerpo se deja fagocitar por los macrófagos y en los estadíos finales de la enfermedad se acantona en la vesícula biliar. La contaminación de los alimentos y el agua es por tanto fecal. Las moscas pueden ser vectores, si se han posado sobre una mierda y acto seguido lo han hecho sobre el alimento fresco.
Los síntomas no son muy graciosos para el portador que digamos: Fiebre, cefaleas, una típica roseola en el vientre, úlceras en el paladar, en ocasiones diarrea y esplenohepatomegalia (inflamación del hígado y bazo). En los casos graves puede haber perforación intestinal y hemorragias, lo que llevan a la aparición de sepsias que pueden acabar en un shock séptico y si no se tratan a la muerte. La curación post-infectiva NO lleva a una inmunización en el sentido de que posteriores reinfecciones son posibles, aunque estas serían de una mayor benignidad que la primera.
Pues bien, una vez soltado el royo os cuento el sino de esta mujer: Mary Mallon era una Irlandesa que trabajó como cocinera en Long Island, Nueva York en varias instituciones y casas de huéspedes, por lo que su estatus era especialmente favorable para la difusión de la enfermedad. Lo más curioso de este caso es que Mary Mallon era una portadora sana y crónica de las fiebres tifoideas, cosa que más tarde sólo se ha descubierto en unos cuantos casos raros y aislados. Probablemente contrajo la enfermedad cuando su madre lo hizo estando embarazada de ella, con lo cual nunca tuvo noción de poseerla puesto que no desarrollaba la típica sintomatología.
Cuando un gran número de brotes de fiebre tifoidea se manifestaron en la ciudad, el Doctor George Soper investigó el caso y descubrió que Mary podía ser el posible origen de los mismos. Cuando se practicó un análisis bacteriológico de sus heces, los test dieron positivos, pero Mary Mallon negó tener la enfermedad por varias causas: Ya había encargado la realización de los test a un químico que conoció, cuyos resultados dieron negativos (las fiebres tifoideas no provocan la excreción continua de la bacteria, sino que ésta se produce en oleadas periódicas), y además había recibido un trato bastante rudo por parte de G. Soper debido a su origen Irlandés.
Tras esto se le ofreció la posibilidad de operarla para eliminarle la vesícula biliar, pero ella se negó, por lo que fue encerrada durante 3 años en prisión por un delito contra la salud pública. Tras ése tiempo, fue liberada bajo la promesa de que jamás volvería a cocinar para nadie excepto para ella misma y que se presentaría a las autoridades sanitarias cada 3 meses. No tardó en cambiarse el nombre y desaparecer del mapa, volviendo a ejercer de cocinera en hoteles, restaurantes y sanatorios, dejando una estela de fiebre tifoidea por doquier que resultó en un total de 53 infecciones de las cuales 3 acabaron en muerte. 5 años más tarde una investigación sanitaria en un hospital sacó a la luz la identidad de Mary, y esta vez fue encerrada para que cumpliera cuarentena durante el resto de su vida, que fueron otros 23 años, durante los cuales fue entrevistada por varios periodistas que ni osaban tocar el vaso de agua que ella tenía. Murió finalmente en 1938 de neumonía.
Y eso es todo. Ya me gustaría a mi ir infectando a ciertas personas rascándome el culo y metiendo acto seguido la zarpa en su comida...jejeje! Saludos!