jueves, 10 de septiembre de 2009

Un pequeño experimento literario (II)

La primera parte de este relato la podéis leer aquí.

Bueno, pues aquí llega la segunda parte de nuestro "novelón". Éste capítulo en concreto está hecho por mí. Espero que lo disfrutéis.

¡Un saludo!

Capítulo 2: La merienda

Cuando la policía llegó todo era un mar de sangre. Las vecinas más provectas cotorreaban asustadas con los policías encargados de ello (siempre ponen un par de policías que impiden pasar a la escena del crimen y entretienen y calman a las viejecitas y a los histéricos), y un continuo ir y venir de forenses en prácticas entraba a la habitación 302 del Hotel Gutiérrez. Los fotógrafos preguntaban al inspector Merenguer que qué tenían que fotografiar exactamente. Éste no sabía muy bien qué contestar, pues aquello que ante él se hallaba era una masa informe untada en sangre. Si tuviera forma más redonda parecería una manzana de caramelo de las que venden en las ferias. En ese preciso instante entró el inspector Raúl y echó un vistazo al asunto. Y menudo asunto. Profirió un largo silbido que expresaba perfectamente lo que pensaba. Nunca tan pocas palabras habían descrito tanto una opinión. Tras rodear un par de veces al cadáver le preguntó a Merenguer los detalles.

- ¿Qué dice el médico forense?

- Que la hora de la muerte fue alrededor de las 3:00 de la mañana, y poco más. A bueno, sí, que la causa de la muerte son múltiples cuchilladas.

- Joder, una le dio en el ojo.

- Sí, ya me había fijado. Menudo hijo de puta.

- Nunca había visto tanta saña empleada en apuñalar a nadie.

- Y que lo digas.

Tras ese breve intercambio vocal Raúl dio un par de vueltas más al cadáver y preguntó que si todo estaba ya bien documentado. Cuando los fotógrafos y el forense le contestaron afirmativamente, dijo:

- Pues ale, que nos la empaqueten y para casa.

Tras eso, miró el reloj y pensó que ya iba siendo hora de ir a tomar la merienda al bar. Firmó los papeles que tenía que firmar y se puso a conversar con Merenguer mientras bajaba las escaleras.

- ¿Tú que piensas Merenguer?

- Yo que se…un colgado, de los muchos que pueblan la faz de la Tierra.

- ¿Se la folló?

- ¿Cómo?

- Que si se la folló.

- Las pruebas forenses indican que no.

- Ajá.

Y eso fue la mayor parte de toda la conversación del día ya que Merenguer y Raúl se metieron a continuación en el Blooz, un garito donde ponen blues pero que por alguna extraño alineamiento astral confuso estaba cascando toda la discografía de Amy Winehouse. Ambos se pidieron sendas cervezas de importación y las correspondientes olivas y boquerones, y abrieron sendos periódicos sumiéndose en profundas divagaciones filosofales.

Merenguer terminó la página de deportes y de pronto, al pasar la hoja, vio la cara de Raúl en máximo estado de concentración. Se estaba haciendo mayor y se le notaba, y aunque la carga de los años marcaba profundos surcos en su sien y al lado de los ojos, uno sabía nada más con mirarlo que esas estrías también representaban un labrado y todavía muy activo cerebro, con una gran capacidad deductiva y para nada desgastado. Raúl había resuelto muchos de los más difíciles casos de aquella pequeña ciudad, y su rostro serio pero tranquilo transmitía una extraña serenidad que hacía pensar al que hablaba con él que éste no sería una excepción. Cuando acabaron de leer dejaron los periódicos sobre la mesa, apuraron el último trago, y sin mediar más que un simple “adiós” se despidieron hasta el día siguiente.

Raúl se fue meditando a su casa sobre lo que había visto, y nada sacó en claro de todo el asunto. Estaba claro que habría que esperar hasta el día siguiente para ver los resultados de las pruebas y poder tener así algo más de información con la que jugar las cartas. Así pues, como no era una persona obsesiva, se quitó el tema de la cabeza y cuando llegó a lo alto de su rellano ya no se acordaba ni de la grotesca escena. Abrió la puerta de su casa y encendió la luz. Miguela salió a saludarle con suaves ronroneos y se restregó por sus piernas. Raúl sonrió pues siempre es agradable tener a alguien que te espere en un pequeño apartamento solitario y oscuro como el de él. Se desnudó, se puso la bata y las chanclas y aposentó su gran barriga y su culo en su cómodo sillón dispuesto a ver alguna película infame de las que estaban poniendo. Al poner la tele salieron las noticias, que ya estaban informando sobre el asesinato. Las cámaras habían grabado la mancha de sangre (que era inmensa) que había dejado el cuerpo de la víctima al ser retirado, y una señorita de pelo muy arreglado comentaba que por ahora no había sospechas de nadie, puesto que la víctima no tenía pareja sentimental actualmente. Raúl cogió el manojo de papeles de la investigación que descuidadamente había dejado al lado del sofá, y rebuscó entre los datos personales de la mujer asesinada. Según las declaraciones de la madre, efectivamente la mujer no poseía pareja estable en la actualidad, aunque hacía un par de años que había estado viéndose con un tipo descrito por la anciana como “raro”. Raúl pensó las veces que había oído la palabra “raro” en boca de la madre de una víctima refiriéndose a su pareja sentimental. Las madres siempre son superprotectoras con sus hijos. Nadie es demasiado bueno para ellos.

Decidió dejar el portafolios de nuevo cerrado en un lado y cambiar de canal, consiguiendo encontrar uno en el que estaban poniendo una puta mierda. Perfecto. Miguela se subió en el regazo de Raúl y se quedó dormida mientras que éste acariciaba cariñosamente su pelo suave. El detective no tardaría en acompañarle en su aventura onírica.

4 comentarios:

Gorzas dijo...

Está guay, aunque me has jodido un poco mi parte con una frase pero bueno, la voy a hacer como tenía pensada igualmente, jajaja.

Sólo una cosa: quita mi nombre de ahí, anda. Pon otra cosa que ese rollo no me mola.

Martita Gominola dijo...

mi descripción de esta parte podría ser.... Muy Héctor! xD has incluido formas de hablar y palabros muy tuyos... pero mola ^^ seguir seguir, q me estoy enganchando! jejejeje

elmudo dijo...

El Milnombres tiene razón.

Ya lo has quitado, pero podías haber puesto "Juan Sebastián 'El Cano' "

,-))

Xibu dijo...

yo tengo que reconocer, que despues de ver un cadaver desmembrado salvajemente, lo que mas me apetece a mi tambien es irme a merendar