jueves, 28 de agosto de 2008

Finlandia

Era un día cualquiera de verano y hallábame yo enfrascado en los estudios y recluido en esa prisión de alta seguridad que a algunos les gusta llamar "Los valientes", cuando recibí la llamada de Lola. La gran mayoría de vosotros no sabéis quién cojones es Lola, pero para ésta historia dicho conocimiento es totalmente innecesario.

El motivo de su llamada no podía ser más alentador: Ella estaba pasando unas vacaciones en Finlandia (nada más ni nada menos), en pleno campo, y me invitaba a acompañarla durante una nada desdeñable semana. Evidentemente acepté. Un día después me fue ella (si ella) a recoger en coche a Murcia. Monté y en 24 horas aprox. nos plantamos allí. Aquello era precioso: Haciendo gala de mi habitual curiosidad por las faunas desconocidas me paraba a ver todas las matas y los bichos que por doquier habitaban. La casita donde nos albergábamos estaba construida en madera y tenía los típicos tejados en punta para que la nieve no se acumulase. Nieve, dicho sea de paso, que se encontraba esparcida por algunas zonas estratégicas del paisaje (donde no daba el sol) y que blanqueaba las cumbres de las montañas más cercanas. Digo cercanas porque la situación de la casita era un valle pequeño.

El caso es que tras tomarnos un merecido descanso y dormir como lirones, nos levantábamos al día siguiente y ella me proponía la visita a un lago que no estaba lejos de allí. Yo evidentemente acepté. Nos abrigamos bien y salimos afuera. El día era de uno de esos colores que me encantan y que son raramente observables en mi región: Gris oscuro. El sol sólo podía ser intuido por entre los espesos jirones de niebla y nubes. Nos pusimos en marcha y en unos minutos llegamos al lago. Allí se hallaba congregada una multitud curiosa: Había 2 tipos sumergiéndose en el agua con sendos trajes de neopreno (si no, no hay cojones, evidentemente, y eso que estábamos en Agosto) y el resto miraban y comentaban en Finlandés. Un Finlandés que curiosamente yo comprendía bastante bien. A todo esto uno de los buceadores salió con cara de pocos amigos y empezó a quitarse el traje. Yo le pregunté que a qué porras se debía todo aquel asunto, y él me contó una morbosa historia:

- "Hace ya 20 años, aquí vivía una pareja de amantes (en el cobertizo de al lado del lago). Un día nevó tanto que se quedaron incomunicados y tuvieron que sobrevivir con la poca comida que les quedaba en el cobertizo. Pasaron unas amargas semanas hasta que se les agotó la comida y pasaron hambre. Sin embargo el nivel de la nieve no descendía y queriendo terminar con su sufrimiento, ambos se introdujeron en el lago cogidos de la mano para morir. Y allí yacen desde entonces. Supuestamente es una leyenda pero como es un gran reclamo turístico, estamos intentando buscar sus restos para ponerlos en el museo del pueblo. El problema es que hace unos siglos aquí hubo una gran batalla entre tribus nórdicas y el lago está plagado de osamentas viejas sin valor turístico. A eso le sumamos que el agua del lago es muy muy turbia y comprenderás que buscar esos cadáveres es casi imposible."

Entonces me entró la vena aventurera y le pregunté que si podía intentarlo yo. El pelirrojo buzo asintió con una mueca, y yo me calcé el traje de neopreno y me metí en el agua. Estuve nadando un rato por el lago, que no era muy profundo: De vez en cuando tocaba con las aletas algo del fondo, aunque no metía la mano para averiguar que era. Sin embargo la última vez que toqué algo sí que lo cogí. No puedo decir por qué tuve esa corazonada, pero algo me dijo que había hallado algo interesante. Cuando metí el brazo y saqué el objeto de entre el fango, me di cuenta de que tenía un cráneo en la mano. Lo saqué contento y les pregunté que si podría ser de alguno de los amantes.

La forense que por allí andaba (qué casualidad) me dijo que tendría que hacerle una sencilla prueba para determinar si era o no más antiguo que 1 siglo. Como todos los cadáveres que no eran de los amantes eran más viejos, no había problema alguno de obtener falsos positivos. La forense me comentó que la prueba consistía en echarle ácido clorhídrico a la osamenta. Si efervescía las 4 veces que había que repetir el test, significaba que la osamenta tenía menos de 1 siglo de antigüedad, y como se sabía seguro que allí nadie más se había ahogado en los últimos 100 años, un positivo significaría que era de alguno de los dos amantes (o más bien dicho de la amanta, porque el cráneo era de mujer según había dicho la forense).

El caso es que le echó las 4 veces seguidas las gotitas del líquido comentando y ¡Voilà! ¡Resultó ser de uno de los amantes!

Mi alegría era mayúscula hasta que algo empezó a sonar de fondo. Al principio no sabía lo que era. Todo el mundo iba a su bola y yo ya nada podía escuchar. Luego el sonido se hizo más claro y el paisaje empezó a desvanecerse: Primero el lago turbio, que era del mismo color que el cielo, luego los prados verdes manchados de puro blanco, luego los abetos, las cumbres lejanas, la niebla y el cielo. Y de pronto abrí los ojos y me encontré de frente a mi puto despertador, que llevaba ya un buen rato sonando.

Sus muertos pisados...


6 comentarios:

Anónimo dijo...

Y al final.. todo era un sueño.

Azrael dijo...

Evidentemente gorzas...xD

Asiesque cambié los verdes prados con nacaradas manchas por unos putos apuntes en letra garrafal..

Que dura es la vida.

Anónimo dijo...

Joder, parece una serie española... xD Yo, como no sueño, me ahorro esas cosas.

Azrael dijo...

Joder, no sabes lo que dices: Una vez tuve un sueño...que fijate cómo sería que todavía me acuerdo: Fue hace algunos meses, no? Pos el caso es que me liaba con la mejor paya que me he podío inventar nunca. Esque la veía y decía: Joder, esa tía es perfecta. Pos andaba yo de botelleo con vosotros en uno de los canales de Amsterdam en el sueño y se acerca la muchacha esta que yo digo con un top ajustadico y en tanga. Así, como quien no quiere la cosa. Y sin mediar palabra coje y se me tira encima a darme un besaco que lo flipas. Evidentemente me levanté más empalmao que de costumbre.

Eso también te lo ahorras no soñando. De todas formas pienso que tol mundo sueña. Lo que pasa es que no te acordarás. Cuanto menos duermes menos sueles acordarte de los sueños (o al menos es lo que me pasa a mi).

Anónimo dijo...

Hay trucos para acordarse mejor de lo que se ha soñado la noche anterior. Como, por ejemplo, nada más levantarte coger un folio e ir anotando todo lo que recuerdes de tu sueño.

Y sí, todo el mundo sueña.

Azrael dijo...

Eso lo hice yo durante algún tiempo. Es una locura: cojes una libreta y la pones en la mesita. Pos así estuve yo 9 días. Me cansé porque ya eran paranoias realmente subrealistas, muchas de las cuales me daba verguenza que alguien las leyera, y además escribir de buena mañana con legañas en los ojos no es una tarea fácil, os lo digo yo. Pero es una experiencia divertida. Si no la habeis probao lo recomiendo.