jueves, 22 de abril de 2010

Una crítica cariñosa a BSG (Parte I)



Con este artículo no prentendo ni mucho menos meterme ni ridiculizar a la que se está convirtiendo en una de mis series preferidas, sino de ahondar un poco en su argumento y guión y hacer una crítica constructiva de algunos puntos que me parecen muy interesantes de la misma.


Me estoy refiriendo ni más ni menos que a Battlestar Galactica (y más concretamente al remake de 2003), una serie de ciencia ficción ambientada en un lugar indeterminado del universo en el que existen 12 planetas colonizados por los humanos. En un momento dado de la historia de las 12 colonias, los cylon (unos robots (al menos originalmente) dotados con I.A. y creados por los humanos) deciden rebelarse, y tras una larga guerra acuerdan con los humanos largarse de las 12 colinas a otro sitio y seguir su propio camino. Años más tarde al Homo sapiens le sale el tiro por la culata y el Homo cylonensis decide devolverles el favor a sus creadores salpicando los 12 planetas de bombas atómicas por doquier, así es que en resumen, la mayor parte de la especie humana se va a tomar por culo (menos 50.000 personas aproximadamente) y los que quedan deben huir en varias naves hacia otros sistemas, siempre perseguidos de cerca por sus homólogos robóticos.

Para empezar he de decir que me impresiona y me agrada de sobremanera que el guionista de la serie haya decidido que lo que antes eran poco más que tostadoras con ametralladoras pasen a ser ciborgs, empleando para ello la ingeniería genética sin dejar de lado por supuesto un alto dominio de la ingeniería mecánica y la informática. Yo siempre he dicho que 3800 millones de años no pueden estar equivocados (esto es como lo de las moscas y la mierda). Sólo hay que echar una mirada retrospectiva hacia la época de los romanos, civilización que absorbía y adaptaba a sus propias necesidades las cosas que más le gustaban de los pueblos que iba doblegando.


Pero ahí donde hay un gran futuro, también hay un gran problema. Como dice una famosa frase, una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, y si bien podemos imaginar e incluso teorizar sobre la posibilidad de fusionar estructuras biológicas y mecánicas a pequeña escala, resulta un tanto desconcertante ponerse a pensar en el mismo concepto a gran escala. ¿A dónde quiero llegar con esto? Pues a que los soldados cylon y los cylon de carne y hueso me parecen tan aceptables desde un punto de vista científico (dentro de lo que cabe) como inaceptable los cylon raiders y las estrellas base cylon.

[Continuará]

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